Muchas veces me encuentro en las sesiones de que
las personas relacionan el vínculo con mamá con la amistad.
¿Te sentís identificado en alguno de estos polos con el vínculo de mamá?
Mamá es la persona que nos da la vida, nos lleva 9
meses en el vientre, pone en riesgo su vida al momento del parto para dárnosla a nosotros, para que podamos transitar nuestro destino. Luego nos alimenta, nos abriga, nos protege.
Con mamá podemos tener un vínculo de confianza
donde podemos ser nosotros mismos. Con mamá podemos reírnos y compartir tardes, charlas, y momentos maravillosos. O, todo lo contrario.
Pero el vínculo con mamá, el hecho de habernos dado la vida, no se rompe por llevarnos bien o mal.
El vínculo con mamá tiene jerarquía. Ella llegó primero a la vida y a la familia, y por eso nos pudo dar vida. Ella es jerárquicamente superior a nosotros, y por eso debemos cierto respeto y gratitud.
Cuando hablamos de amistad, la jerarquía es de igualdad, es de una persona que llega como nosotros, no de una persona que nos da la vida.
Es hermoso llevarse bien con la madre, tener un vínculo de confianza y momentos hermosos para compartir, pero que eso no te desordene y te desconecte de la jerarquía necesaria para estar conectado con la vida
Gladis, una mujer de 45 años, realizó el taller de niño interior conmigo. En el momento de la sanción con la mamá me preguntó si era necesario hacerlo, ya que ella consideraba que con su madre no tenía ningún problema que resolver porque eran mejores amigas. Le contesté que lo realice igual y luego me cuente que sucedió.
“Luego de la meditación de sanación del vínculo con mi madre, pude darme cuenta cuanto necesitaba que ella ocupe su lugar. Ahora me siento completa y llena de vida. Sigo teniendo una hermosa relación con ella, pero el vínculo de jerarquía me permitió una profunda sanación”. (Gladis, 45 años)
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Pedro me contó su pésima relación con su madre en
una sesión de Freedom Healing: era una persona negativa, que nunca estaba satisfecha con sus logros y era muy violenta cuando él era niño.
“No puedo agradecerle nada, ella no se merece mi
perdón”. Esas ´palabras cargadas de dolor fueron las que expresó Pedro en esa sesión.
Luego de la sesión me contó que se sentía en paz, que, si bien no iba a verla seguido, se sentía en paz con ella y con la vida. Como consecuencia de esto, cambió de trabajo por uno mejor, mejoró la relación con su esposa y sobro todo se sentía más pleno y feliz.
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Sanar el vínculo con mamá no es lo mismo que sanar
la relación. Ya que para esta última necesitamos de su predisposición. El vínculo sano nos permite conectarnos con el éxito, el merecimiento y todo lo bueno de la vida.
No esperes más y saná el vínculo con tu mamá.
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Sonia